U. E. Carmen Felicia Benítez de Aguirre

En la actualidad, Luz Marina Aguirre es una maestra de 58 años, que fue muy querida por los niños de la Unidad Educativa “Monseñor José Humberto Quintero”. La por entonces joven, comenzó a dar clases de segundo nivel de preescolar en 1984.

NARRATIVA

M.S. Alonso (Venezuela)

1/31/2024

Mimeógrafo #128
Enero 2024

U. E. Carmen Felicia Benítez de Aguirre

M.S. Alonso
(Venezuela)

​En la actualidad, Luz Marina Aguirre es una maestra de 58 años, que fue muy querida por los niños de la Unidad Educativa “Monseñor José Humberto Quintero”. La por entonces joven, comenzó a dar clases de segundo nivel de preescolar en 1984.

Como toda maestra recién graduada, Luz Marina comenzó sus andanzas en la educación inicial. De pequeña, siempre imitó en todo a quien más admiraba, su hermana mayor. Llegando dicha admiración, hasta en el deseo de dar clases, tal y como lo hacia ella.

Con sumo cariño, Luz recuerda lo que solía decir a su madre mientas la ayudaba en la cocina: “Cuando sea grande, seré como Yaneth. Decidí que estudiaré educación, como ella lo hizo. Juntas, compraremos una gran casa para convertirla en la escuela que será la mejor de toda Valencia. Tendrá tú nombre, mami, y ningún niño será maltratado en ella”. Lo dicho por la adolescente, la madre siempre lo tomó como exageración, sin embargo, para nadie era un secreto que las formas de disciplinar a los alumnos por aquel entonces, eran severas, y no bien toleradas por algunos niños, los más pequeños o los más sensibles.

Con ese pensamiento, transcurrió la adolescencia de Luz Marina. Lo uso como su guía.

De esta manera, al llegar los 19 años, ingresó en la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo, obteniendo la titulación de Licenciada en Educación Integral.

Cada conocimiento adquirido por la joven, le apasionaba. Bullía en ella, aún, la promesa realizada a su madre, con tan solo 12 años de edad.

Fue así como los años transcurrieron y logró ver sus metas de forma clara y realista. Por supuesto, Luz Marina Aguirre deseaba tener una escuela donde los niños aprendieran, pero también deseaba ser competente en su área de especialización, y además, que los niños quisieran tener clases con ella, en vez de temerle, como a veces sucedía, al enseñarles, pues ella deseaba transmitirle todo el amor que ella sintió de niña por el aprendizaje de nuevos conocimientos.

Hasta donde pudo aprender realizando su carrera universitaria, el conocimiento le abría puertas donde estas se hallaban cerradas, por esa razón, Luz Marina pensó en continuar preparándose, realizando en 1989 lo que ella llama el mayor sacrificio de su vida: Dejar al curso de segundo grado “B”, el curso que más la necesitaba, por ir a realizar a Caracas, Venezuela, una especialización en Psicopedagogía.

Al día de hoy, Luz Marina y Yaneth, con sendas familias formadas, que inclusive incluyen nietos, dirigen un pequeño plantel, cuyo nombre, en honor a su madre “Carmen Felicia Benítez de Aguirre”, se convirtió en empresa familiar.