Muere la familia
Te encontré en la calle divagando y caminando con una mirada perdida. Me da tristeza que utilices drogas para sentirte con ánimos, yo las utilizo médicamente para sobrevivir de mi enfermedad. Te invité un café para poder platicar tranquilos.
NARRATIVA
Mimeógrafo #132
Mayo 2024
Muere la familia
Carlos Abraham
(Líbano-México)
Te encontré en la calle divagando y caminando con una mirada perdida. Me da tristeza que utilices drogas para sentirte con ánimos, yo las utilizo médicamente para sobrevivir de mi enfermedad. Te invité un café para poder platicar tranquilos.
Fuimos a una de esas cafeterías coquetas, donde todo lo ponen en lindas vajillas y finos cubiertos. Te notabas raro, temblabas, era como una vibración que ya estaba incluida en tu cuerpo; qué nostálgico verte que ya vivirás así.
No me atreví a preguntarte qué había pasado en tus tratamientos, en los que te internabas por unos meses. Por lo que estoy viendo, me vino a la mente que te había valido pura madre, qué triste que no te valores y no quieras a tu cuerpo; bueno, al final cada uno con su vida.
Yo pedí un expreso sencillo, tenía un buen aroma, algo fuerte para poder aguantar lo que me contarías; tú pediste simplemente un chocolate en agua, ya no puedes consumir fuertes cargas de calorías, si no te alteran.
Comencé a escucharte, tu mirada medio perdida, con una voz que arrastraba las letras “s”, e iniciaste por contarme que cuando habías salido de tu tratamiento de tres meses, te dirigiste a tu departamento y notaste que ya no era la llave, por lo que tocaste a la puerta y te abrió un joven alto robusto, que no conocías, quien te dijo que él tenía ya un par de meses viviendo ahí con su familia.
Tu cara se estremeció, pues no sabías dónde estaría entonces tu esposa y tus dos hijos que, por todo lo que consumes, tu cuerpo no reaccionó bien y tuviste que volver a preguntar si no vivía ahí una señora con dos hijos de aproximadamente 19 años de edad, teniendo que escuchar un rotundo “no”, que no vivía nadie con esa descripción, que solo vivía ese chavo con su familia.
No te quedó nada más que ir al cuartel de la policía para preguntar sobre tu esposa. Al llegar, te presentaste con uno de los encargados y le contaste la historia de lo que recién habías vivido esa mañana. El encargado buscó en su carpeta de archivos y encontró algo de esa familia, diciéndote en un tono brusco: “La señora que vivía exactamente en esa dirección, junto a sus dos hijos de 19 y 20 años, además su mascota, fueron asesinados por su esposo, por lo que ahora están buscando al asesino”.
Creo que con esa noticia se te bajó toda la droga que te metes, no me imagino tu reacción, tus movimientos, ni cómo estaría en ese momento tu mirada. Qué triste que personas como tú pierden el tiempo drogándose de esa forma, para mí eres como un zombi viviente.
Sigues preguntando por ahí de esas muertes, cómo había sucedido, preguntaste fechas, te mostraron las fotografías de lo sucedido, viste que sí eran los rostros de tus familiares y se te llenaron los ojos de lágrimas cuando viste cómo había quedado tu mascota, pues lo habían colgado de un gancho en la sala. No lo podías creer.
No sabías cómo reaccionar, habías quedado totalmente en la calle, en la miseria y estas en ceros, no vales nada, eres uno de los perdidos, tu única ilusión es que entres ahora en algún programa del gobierno para que recibas algún dinero mensual.
Regresaste al cuartel en otras ocasiones más y te dijeron dónde se encontraban enterrados los cuerpos de tus familiares, lo único que te quedó fue ir al panteón a ver sus lapidas y extendiste tus brazos para cargarte de la energía que se encontraba en el lugar, ni para unas flores tuviste dinero, me dio tristeza todo lo que me cuentas, pues ya no vales nada.
Entonces tu reacción fue la de pedirme un cheque, según tú, no sería para comprar drogas, sería para contratar a un investigador privado, a quien pondrás a estudiar el caso sobre lo que pasó con tu familia, para que pudieras saber bien quién los había matado. Sin embargo, la policía asegura que tú fuiste el asesino, aunque todavía no te han detenido por el caso.
No entiendo qué está pasando en esta isla, donde hasta la policía parece actuar de forma extraña, pues da la impresión de que está ayudándote a seguir con tus ideas y metiéndote toda la droga en tu cerebro.
Le entregaste mi cheque al investigador y éste estuvo buscando información, tanto con la policía como con los vecinos. Tu esposa vivía con el amante, por eso no habías sido detenido porque se pensaba que el amante era el encargado de toda la matanza.
Continuaron con las investigaciones un par de meses más, hasta que se descubrió que las fotografías de la matanza se habían realizado por un fotógrafo famoso y un maquillista de teatro, es decir, todo fue fingido para que tu esposa e hijos, y la mascota, se fueran a otro país, con el amante, ya que se habían hartado de tu forma de vida y de tus cambios temperamentales.
Huyeron de ti, por lo que llegaste a convertirte en un ser sin nada. Lástima, qué mal saber de todos estos hechos que te están pasando ahora, lo único que pasó por mi mente fue soltar un par de lágrimas por mi ojo izquierdo. Me levanté de la mesa, pagué la cuenta de lo que consumimos y avancé por la puerta para salir completamente decepcionado de ti y de tu amistad. ¡Lástima! Tu esposa te ganó al lograr montar la escena para fugarse sin ningún problema con el amante.
Después de un par de meses, por el periódico me fui enterando de que sí fuiste detenido por la policía tras el caso, pues nadie creyó lo del montaje fotográfico.