Mary Elizabeth Coleridge - The Witch

El viento cortante es un enemigo cruel. No me atrevo a pararme en la ventisca. Mis manos son piedra, y mi voz un gemido, y lo peor de la muerte ya pasó.

Mary Elizabeth Coleridge

La mujer como hechicera:

The Witch de Mary Elizabeth Coleridge

Sabak' Che

El viento cortante es un enemigo cruel.
No me atrevo a pararme en la ventisca.
Mis manos son piedra, y mi voz un gemido,
y lo peor de la muerte ya pasó.

(MARY ELIZABETH COLERIDGE - The Witch)

Mary Elizabeth Coleridge, una figura destacada en la poesía victoriana, explora en sus obras temas complejos como la lucha interior, el deseo no correspondido, y la condición femenina en una sociedad profundamente conservadora. En su poema The Witch, Coleridge presenta a una mujer que parece ser una figura vulnerable, lejos de la tradicional hechicera malévola que la literatura a menudo nos muestra. En cambio, esta mujer está marcada por su fragilidad física y emocional, lo que la convierte en un símbolo de la necesidad de compasión y apoyo humano.

Este ensayo ofrece una interpretación hermenéutica de The Witch, en la que analizaremos el poema como un reflejo de la vulnerabilidad de la mujer y su búsqueda de refugio en un mundo que parece cruel e inhospitalario. A través de la imaginería de la naturaleza, la condición física de la protagonista, y la dinámica de ayuda implícita en la obra, Coleridge nos invita a reflexionar sobre la fragilidad humana, la necesidad de compasión y la empatía en las relaciones interpersonales.

La vulnerabilidad de la mujer como figura central

El poema comienza con una representación clara de una figura femenina que ha recorrido un largo y difícil camino, marcada por la fatiga y el sufrimiento. La mujer, cuya identidad se presenta en términos de su fragilidad física, se encuentra pidiendo ayuda en un umbral, un espacio simbólico que indica la frontera entre la desesperación y el alivio. En el primer verso, la protagonista describe su sufrimiento físico y emocional:

"He caminado mucho sobre la nieve,
Y no soy alta ni fuerte.
Mi ropa está mojada, y mis dientes están apretados,
Y el camino fue largo y difícil."

Aquí, la imagen de la nieve puede interpretarse como un símbolo de la dureza de su viaje, un entorno gélido que refleja su lucha interior y el frío emocional que enfrenta. La mujer no es presentada como una heroína poderosa ni como una hechicera temible, sino como una figura común que busca refugio, un ser humano vulnerable ante la adversidad. La repetición del deseo de ser levantada sobre el umbral refuerza su necesidad de apoyo y consuelo en un momento de vulnerabilidad extrema.

La evocación de una figura femenina débil, no alta ni fuerte, se aparta de los estereotipos tradicionales de la mujer poderosa, comúnmente asociados con la magia o el misterio. En su lugar, la mujer en este poema se presenta como un ser que pide comprensión, un grito de auxilio para superar el sufrimiento físico y emocional que la acompaña.

La dualidad entre compasión y desconfianza

A lo largo del poema, Coleridge introduce una tensión entre el deseo de ayudar y la incapacidad de la protagonista para obtener la ayuda que necesita. La protagonista se enfrenta a una figura que parece vacilar en ofrecerle refugio, pero, a pesar de su vulnerabilidad, se niega a ceder al dolor. El viento cortante que la enfrenta se convierte en un símbolo de las fuerzas externas que dificultan su capacidad para encontrar alivio:

"El viento cortante es un enemigo cruel.
No me atrevo a pararme en la ventisca.
Mis manos son piedra, y mi voz un gemido,
y lo peor de la muerte ya pasó."

Aquí, la protagonista se presenta como completamente desgastada, en una lucha no solo contra las inclemencias del tiempo, sino también contra las barreras emocionales que ella misma ha levantado para protegerse. Las "manos de piedra" y la "voz de gemido" sugieren que la protagonista se encuentra en un estado de bloqueo emocional, incapaz de recibir ayuda completamente debido al dolor que lleva consigo. Sin embargo, también se menciona que lo peor de la muerte ha pasado, lo que sugiere que la protagonista ha sobrevivido a sus pruebas más duras y se encuentra, en algún sentido, preparada para recibir apoyo.

El hecho de que ella continúe suplicando por ayuda, aún con el miedo y la desconfianza, refleja la contradicción que vive muchas veces quien sufre. Aunque se encuentra en un estado de desesperación, todavía no es capaz de rendirse por completo, lo que crea una tensión entre el deseo de refugio y la resistencia al mismo.

El rol de la mujer en la narrativa: la recepción y la compasión

El momento culminante del poema es cuando la mujer es finalmente recibida, no solo físicamente, sino emocionalmente, en el hogar de otro ser humano. La narrativa cambia cuando ella es admitida dentro del umbral, un acto de aceptación que marca su transición de la desesperación a la protección. Este gesto de compasión, al levantarla sobre el umbral, refleja el papel fundamental de la mujer en el poema: la necesidad de encontrar un espacio seguro donde ella pueda estar vulnerable sin miedo a ser rechazada.

"Su voz era la voz que tienen las mujeres,
Que ruegan por el deseo de su corazón.
Ella vino — ella vino — y la llama temblorosa
Se hundió y murió en el fuego."

La voz de la mujer refleja un deseo sincero y profundo, una súplica por lo que necesita para sobrevivir emocionalmente. Al final, cuando la "llama temblorosa" se extingue, se puede interpretar que ella ha sido finalmente aceptada en el refugio, tanto en un sentido literal como figurado. El acto de permitirle entrar a través del umbral se convierte en un símbolo de la empatía humana, donde la vulnerabilidad no es rechazada, sino abrazada.

La fragilidad humana y la necesidad de compasión

The Witch presenta una mujer que, lejos de ser una figura temible o poderosa, es un símbolo de la fragilidad humana, atrapada en una situación de desesperación. La figura femenina en este poema no encarna el arquetipo de la hechicera tradicional, sino que representa a aquellos que, debido a su vulnerabilidad, necesitan de los demás para sobrevivir. Coleridge utiliza esta figura femenina para mostrar cómo las mujeres, lejos de ser simplemente objetos de poder o control, pueden ser vistas como seres humanos complejos que requieren compasión, comprensión y refugio en momentos de dolor.

El poema invita a reflexionar sobre la importancia de la empatía y la generosidad, así como sobre cómo los seres humanos, independientemente de su género o posición social, deben ofrecerse ayuda mutuamente. La hechicera no es temible, sino que es una mujer en busca de consuelo, un ser que reclama su lugar en el mundo sin que su vulnerabilidad sea vista como una debilidad.

Bibliografía

  • Coleridge, Mary Elizabeth. The Witch. [Edición original]. 1893.

  • Bloom, Harold (ed.). The Western Canon: The Books and School of the Ages. Riverhead Books, 1994.

    • (Este libro puede ser útil para contextualizar el trabajo de Coleridge en relación con la tradición literaria más amplia).

  • Gagnier, Regenia. The Romantic Period. Oxford University Press, 1995.

    • (Este texto analiza la literatura de la era victoriana, incluyendo a autores como Coleridge, y su relación con las representaciones de la mujer).

  • Sanders, Valerie. The Victorian Historical Novel: Ideology, Genre, and the Novel of the 1840s. Macmillan, 1995.

    • (Aunque más centrado en el contexto histórico, ayuda a situar las figuras femeninas en la literatura victoriana y el impacto de la cultura de la época en la creación literaria).

  • Showalter, Elaine. A Jury of Her Peers: American Women Writers from Anne Bradstreet to Annie Proulx. Virago Press, 1999.

    • (Aunque este libro está más centrado en autoras estadounidenses, tiene un enfoque interesante sobre la construcción de la imagen femenina en la literatura, que es útil para la comprensión de poetas como Coleridge).

  • O’Gorman, Frank. The Victorian Novel. Longman, 1996.

    • (Este libro proporciona un análisis exhaustivo de las figuras femeninas en la narrativa victoriana, que puede ayudar a comprender cómo los roles sociales se representan en la poesía de Coleridge).