Luis Palés Matos - Trapecio

Heme aquí, de pie en el trapecio, disparatando en mecida larga, hacia la flor que no perfuma, hacia la estrella que no existe, hacia el pájaro que no canta.

Luis Palés Matos

La oscilación del alma:
"Trapecio" de Luis Palés Matos

Sabak' Ché

Heme aquí, de pie en el trapecio,
disparatando en mecida larga,
hacia la flor que no perfuma,
hacia la estrella que no existe,
hacia el pájaro que no canta.

(LUIS PALÉS MATOS - Trapecio)

El poema Trapecio de Luis Palés Matos, uno de los máximos exponentes de la poesía afroantillana y modernista de Puerto Rico, constituye una pieza lírica de profunda carga simbólica y existencial. A través de una estructura simple y un léxico accesible, el poeta convoca una compleja red de significados que giran en torno a la angustia del sujeto moderno, la búsqueda de sentido y la inevitable confrontación con el vacío. El poema puede leerse como una meditación sobre el absurdo, el deseo y la alienación, donde el "trapecio" no es solo un objeto circense, sino la metáfora de la oscilación interna del yo entre la esperanza y la desesperación.

El símbolo del trapecio: la condición del sujeto

Desde el verso inicial —“Heme aquí, de pie en el trapecio”—, el hablante poético se presenta suspendido, en un acto que sugiere riesgo, exposición y precariedad. El trapecio es el símbolo central de la escena: espacio inestable, límite entre el suelo y el vacío, entre el espectáculo y el abismo. Su posición es ambigua: está arriba, pero no libre; se mueve, pero no avanza. Esta condición refleja al sujeto moderno, suspendido entre realidades inasibles, impulsado por anhelos imposibles.

La mención del “disparatando en mecida larga” introduce un tono lúdico que rápidamente se transforma en tragedia. El verbo “disparatar” implica una acción sin lógica, caótica, como si el movimiento del trapecista careciera de dirección o propósito. Este carácter absurdo del movimiento recuerda a la filosofía existencialista, especialmente al pensamiento de Albert Camus y su noción del absurdo como la tensión entre el deseo humano de sentido y el silencio del mundo.

Los símbolos inalcanzables: flor, estrella, pájaro

La dirección del movimiento queda marcada por una tríada de imágenes que funcionan como emblemas del deseo negado: “la flor que no perfuma”, “la estrella que no existe” y “el pájaro que no canta”. Cada uno de estos elementos representa una ausencia: el olor, la existencia, la voz. Se trata de objetos que evocan belleza y plenitud, pero que han sido vaciados de su esencia. El poeta apunta hacia ellos, pero no para alcanzarlos, sino para constatar su irrealidad.

Estas imágenes funcionan como símbolos negativos, representaciones de ideales inalcanzables que, sin embargo, estructuran el deseo del sujeto. La flor sin perfume sugiere el amor o la belleza que no se consuma; la estrella inexistente, los sueños que se desvanecen; el pájaro silencioso, la esperanza que no canta. El hablante se mueve hacia ellos sabiendo que son imposibles, y esa conciencia es lo que torna su movimiento “trágico”.

La angustia como sustancia del alma

La segunda estrofa del poema introduce una imagen poderosa: el corazón como “una esponja” que “absorbe el agua de la nada”. Aquí, la nada no es una abstracción, sino una sustancia líquida, densa, que el corazón recoge solo para exprimirla en “gotas de angustia”. Esta operación simbólica invierte la lógica de lo vital: el corazón ya no bombea sangre, sino angustia; ya no es fuente de vida, sino de sufrimiento.

La angustia existencial, como la describe Kierkegaard, es la reacción del alma ante la libertad infinita del ser. En Trapecio, sin embargo, esa libertad ha sido reemplazada por el vacío, por la oscilación sin dirección. El sujeto poético no elige, no actúa: solo se mece, atrapado entre el deseo y su imposibilidad. La angustia no proviene del acto, sino de la inacción perpetua, del reconocimiento de que cada intento es, en última instancia, fútil.

La indiferencia como respuesta al espectáculo

En la tercera estrofa, el poema introduce una dimensión social: el circo. “El circo ríe, grita, canta”, y el “payaso, con su falsa risa, me saluda desde la pista”. Esta escena revela la teatralidad de la existencia, la falsedad de los roles sociales. El payaso es símbolo del enmascaramiento, de la risa que encubre el dolor. El hablante, sin embargo, no participa del juego; permanece “indiferente”, atrapado en su propio movimiento trágico.

Esta indiferencia se puede leer como una crítica a la banalidad del espectáculo y a la superficialidad de la vida social. Mientras el mundo celebra, el sujeto poético persiste en su viaje hacia lo irreal, en un acto de fidelidad a su propia angustia. La escena recuerda a El extranjero de Camus, donde el protagonista se distancia de las emociones esperadas por la sociedad, eligiendo una autenticidad que lo condena a la soledad.

Trapecio es un poema breve pero profundamente filosófico. Su lenguaje sencillo encierra una poderosa meditación sobre la condición humana. Desde una perspectiva hermenéutica, el poema revela el drama del sujeto contemporáneo: oscilante, angustiado, separado del mundo por su conciencia de la irrealidad del deseo. Luis Palés Matos construye, con imágenes limpias y precisas, una alegoría existencial donde el yo se debate entre el impulso del anhelo y la certeza del vacío. El trapecio, lejos de ser un instrumento de espectáculo, se convierte en un emblema de la tragedia interior, en el punto de equilibrio inestable entre lo posible y lo imposible.

Bibliografía

  • Camus, A. (1995). El mito de Sísifo (J. Ferrater Mora, Trad.). Tusquets Editores. (Obra original publicada en 1942)

  • Gadamer, H.-G. (1990). Verdad y método I: Fundamentos de una hermenéutica filosófica (A. Gómez-Müller, Trad.). Salamanca: Ediciones Sígueme.

  • Kierkegaard, S. (2005). El concepto de la angustia (J. V. González, Trad.). Fondo de Cultura Económica.

  • Palés Matos, L. (2003). Obras completas (ed. Nilita Vientós Gastón). Instituto de Cultura Puertorriqueña.

  • Paz, O. (1995). El arco y la lira. Fondo de Cultura Económica.

  • Ricoeur, P. (1987). Del texto a la acción: Ensayos de hermenéutica II. Ediciones FCE.

  • Zambrano, M. (1989). Filosofía y poesía. Ediciones Siruela.