La mejor etapa
Estaba por entrar a secundaria, unas de las tantas etapas en donde creas recuerdos hermosos, o bueno eso dicen. No sabía en qué grupo me iba a tocar, si habría personas nuevas o no, si a mis amigas les tocaría en la misma clase que a mí o no, cosas que todos se preguntan al entrar a un grado mayor. Solo esperaba que esta vez, pudiese hacer más amigos que en la primaria. / Tras mis preocupaciones me di cuenta que mi hora de dormir se había pasado hace tiempo, así que me acosté, revisé por última vez que la alarma de las seis estuviera activada antes de cerrar los ojos y entregarme al país de la arena dorada, el reino de Morfeo.
NARRATIVA
Mimeógrafo #117
Febrero 2023
La mejor etapa
Gisel Carolina Dimas Machuca
(México)
I
Estaba por entrar a secundaria, unas de las tantas etapas en donde creas recuerdos hermosos, o bueno eso dicen. No sabía en qué grupo me iba a tocar, si habría personas nuevas o no, si a mis amigas les tocaría en la misma clase que a mí o no, cosas que todos se preguntan al entrar a un grado mayor. Solo esperaba que esta vez, pudiese hacer más amigos que en la primaria.
Tras mis preocupaciones me di cuenta que mi hora de dormir se había pasado hace tiempo, así que me acosté, revisé por última vez que la alarma de las seis estuviera activada antes de cerrar los ojos y entregarme al país de la arena dorada, el reino de Morfeo.
Al dar las 5:50 a.m. mis ojos se abrieron, pensé que ya eran pasadas de las 7, pero al ver lo negro que estaba afuera, me di cuenta que no. Revisé la hora en mi teléfono y eran las 5:51 de la mañana, un sentimiento de amargura me invadió al igual que el nerviosismo, hoy entraba a secundaria. Me puse a ver videos, no fue hasta que minutos después que sonó la alarma que se empezó a escuchar movimiento en la casa, a es ahora mi madre despertaba para irse a trabajar.
Siendo las 6:50 mi papá entró al cuarto con mi uniforme planchado en una mano y zapatos negros recién boleados la noche anterior.
--Ya vas a entrar a la secundaria, morra. Ten tu uniforme pa’ que te cambies y te peines, porque acuérdate que ahora entras a las 7:30 —dicho esto se marchó. Procedí a cambiarme, mi uniforme se trataba de una blusa con una corbata cocida al igual que una falda, la cual me quedaba debajo de las rodillas.
—Siento que no me veo bien con él —lo dije para mí y muy quedito.
Bajé a lavarme la cara y dientes, salí al porche de mi casa y me subí al carro junto con mi hermano. Él y yo dejamos de hablar aproximadamente un año; mis padres, especialmente mi madre, se preguntan el porqué de la decisión de ambos, aunque no sé qué esperaban ellos después de que cada vez que él se dirigía hacia mí eran con insultos en general, la mayoría de veces le tenía miedo.
Mientras me consumía más en mis pensamientos no me había dado cuenta que llegamos a nuestro destino, como la escuela queda en el mismo lugar que en mi primaria solo que en edificios diferentes, la trayectoria era la misma.
Me bajé por la parte derecha del carro, doy la vuelta a este y entro al instituto. Parte de mis compañeros de primaria se encontraban ahí al igual que unas amigas, les pregunté que dónde estaba mi salón a lo que me guiaron hacia la ventana del centro de cómputo en donde ponían el grado, grupo y nombre de cada alumno.
No me había tocado con mis amigas.
Por el momento no me había preocupado mucho ya que también me había tocado con algunos compañeros de clase, aunque, nunca habíamos interactuado entre nosotros. Antes de que la campana sonara, me fui un rato al patio a platicar con mis amigas, ellas estaban igual que yo, nerviosas pero felices porque ya nos estamos acercando cada vez más a la adultez.
Al tocar el timbre nos formaron en filas, primero íbamos los de primer grado, grupo a y b, luego segundo y al final tercero, en este estaba mi hermano. Observé en mi fila que había personas nuevas, una me llamó la atención porque venía con las puntas del cabello pintadas cuando no estaba permitido hasta que estés en prepa, otros también me llamaron la atención, un grupito de tres personas, un niño y dos niñas, todos ahí pensábamos que eran primos o sino hermanos. No fue sino hasta momentos después que nos dijeron que simplemente se conocían de su anterior primaria y a una la acababan de conocer ahí, yo también quería hacer amigos de esa manera rápida.
Al irnos a los salones, me senté al lado de una compañera que ya conocía, aunque fue muy incómodo porque nunca hablamos más que para pedirnos cosas prestadas, al lado mío no había nadie y después de ese asiento solo estaba la compañera que tenía el cabello pintado, se veía muy sola, quise hablarle, pero la ansiedad me ganó y solo me le quedé viendo para luego hacer como que estaba en medio de algo importante.
A la primera hora de la clase todos nos presentamos, dijimos nuestros nombres completos, de dónde veníamos, qué cosa nos gusta y qué color nos gusta. Todo iba bien, hasta que fue mi turno y dije que me gustaba cierta banda de música, escuché como unos murmuraban, “ay no” “qué asco” “que pena”.
Hice como que no los escuché y seguí con mi presentación, me sentía muy avergonzada, ya he tenido ese tipo de críticas cuando menciono mis gustos, pero no me había puesto a pensar que aquí también lo harían. Al terminar con mi breve presentación solo me volví a sentar y esperé a que pasaran las demás clases.
Hubo una clase que me disgustó en particular, sería más bien por la maestra que por la materia; como lo mencioné anteriormente, siempre he estado en el mismo colegio por toda mi vida, por lo tanto, he escuchado de generaciones anteriores sobre lo estricta que era esta maestra, debido a todo eso, ya tenía una imagen un tanto mala de ella.
Al igual que las clases anteriores, nos pidió que nos presentáramos ante la clase diciendo nuestro nombre, pero, esta vez, qué era lo que esperábamos de esta clase.
Yo siempre he hablado bajito. Uno, porque casi no hablo; dos, porque me da pena hacerlo; y tres, la mayoría de veces que lo he hecho se han mofado de mí, incluyendo a familiares y compañeros. Debido a esto, cuando me tocó presentarme, la maestra dijo que no se me entendía nada porque lo hice con un tono muy bajo, que si preferiría que apagara el aire.
Yo solamente sentía la temperatura de mi cara subir a lo largo que repetía las palabras antes dichas. Al final de que pasaran todos, la maestra nos dijo que solamente dos personas pudieron expresarse debidamente hablando sobre el futuro a medio plazo y largo plazo. Como esta era la última clase del día, una vez hechas las presentaciones y equipos para el primero trimestre, el timbre sonó. Por fin podía irme a casa.
Al bajar por las escaleras, ya había personas ahí, alumnos, padres de familia, personas que trabajan ahí… pero los amigos de mi hermano ya estaban ahí, al verme bajar se me quedaron mirando, yo sentía como me hacía cada vez más chiquita a medida que avanzaba hacia mi papá. Ellos me dan miedo.
—¿Qué tal te fue? ¿Te fue bien?
—Simón, me fue bien chido.
—Eso es todo.
La trayectoria de vuelta a la casa fue muy callada por parte de todos, los cinco minutos pareciera que se extendieron a diez. Al llegar, bajé, toqué a mis perros como forma de bienvenida, entré a la casa, y subí a mi cuarto para cambiarme. Hoy fue un mal día, pero, después de un mal día viene uno bueno ¿no? Eso espero, pues, se supone que esta es la mejor etapa de mi vida.