La bufanda
Machey era un pijo – cuando vio en la tienda la bufanda larga púrpura de lana gruesa, la compró enseguida. Después de salir la enlazó en su cuello sin apretar y se dirigió hacia “el caballo mecánico”, como solía nombrar su querida moto. Dentro de un momento, Machey se estaba alejando con toda velocidad. Su nueva compra estaba ondeando en el aire orgullosamente.
NARRATIVA
Mimeógrafo #133
Junio 2024
La bufanda
Krzysztof T. Dąbrowski
(Polonia)
Traducción: Zuzanna Sołtys
Machey era un pijo – cuando vio en la tienda la bufanda larga púrpura de lana gruesa, la compró enseguida. Después de salir la enlazó en su cuello sin apretar y se dirigió hacia “el caballo mecánico”, como solía nombrar su querida moto. Dentro de un momento, Machey se estaba alejando con toda velocidad. Su nueva compra estaba ondeando en el aire orgullosamente.
Al hombre le gustaban las grandes velocidades, pues como siempre aceleró la moto.
Ciento por hora, doscientos, doscientos cincuenta...
La máquina iba a todo correr, como un demonio furioso.
A la punta de la bufanda larguísima la voló entre los rayos de la rueda trasera. Al hombre le tiró violentamente hacia atrás y en un abrir y cerrar de ojos la rueda trasera le molió la cabeza. Lo único que quedó de ella era la neblina escarlata-marrón. La motocicleta aterrizó en la parada de autobús llenita de la gente congelada, que se estaba escondiendo de la lluvia. Durante el momentito muy corto debían de tener muchísimo calor – la moto explotó.
Al día siguiente el presidente anunció el luto nacional. Los internautas como siempre se quejaban que lo hace demasiado a menudo. Después de varios días nadie, excluyendo las familias de las víctimas, recordó la tragedia. Sólo el fantasma del pijo seguía vagando cerca del lugar del accidente y lamentaba constantemente que se había destruido la bufanda tan preciosa...