Francisco Araya Pizarro (Chile) - El umbral de lo desconocido
La humanidad había dejado de mirar al cielo con asombro para conquistarlo con tecnología. La expansión galáctica había dado lugar a cientos de colonias en sistemas estelares distantes.


Mimeógrafo #147
Agosto 2025
El umbral de lo desconocido
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Francisco Araya Pizarro
(Chile)
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La humanidad había dejado de mirar al cielo con asombro para conquistarlo con tecnología. La expansión galáctica había dado lugar a cientos de colonias en sistemas estelares distantes. Uno de esos mundos era “Prismas”, un planeta resplandeciente de colores vivos, mares fluorescentes y cielos cambiantes. Su belleza era sólo superada por su rareza: estaba habitado por una civilización alienígena, los prismas que compartía su sociedad con los humanoides nativos del planeta en armonía. El Dr. Marcus Reed, científico y explorador, dirigía una expedición enviada por el Instituto Galáctico de Ciencias Evolutivas para estudiar la biodiversidad y la cultura única de Prismas. Junto a él viajaba la Dra. Emi Li, experta en xenobiología, y el Capitán Alex Freeman, un piloto veterano militar encargado de su protección. La convivencia con los simios nativos era ejemplar. Marcus quedó fascinado con sus costumbres filosóficas, sus estructuras orgánicas de arquitectura viviente y su visión cíclica del tiempo. Todo parecía idílico, hasta que hallaron la cámara subterránea.
Bajo unas ruinas cubiertas por la vegetación nativa, encontraron un artefacto geométrico que ni prismas, ni humanoides lo reconocieron. Marcus, movido por la curiosidad, activó el dispositivo. Una onda de energía envolvió al equipo. Cuando despertaron, el cielo de Prisma se tornó rojo. Las ciudades, grises y geométricas. Los prismas ya no eran iguales: vestían armaduras metálicas y portaban rifles de plasma.
Habían cruzado el umbral hacia otra realidad.
Apenas se dieron cuenta de este hecho, fueron capturados por soldados prismas; Marcus, Emi y Alex fueron llevados a la Ciudadela Obsidiana. Allí los esperaba el Gran Abe Orik, líder supremo de esta Prismas alternativa. Orik era racional, pero distante. En este mundo, los simios dominaban a los humanos con brutalidad y mano de hierro, relegándolos a sectores marginados de su sociedad.
—“Ustedes provienen del otro Prisma, ¿no es así?” —Preguntó Orik—. “El portal se abrió... los habíamos estado esperando”.
Mientras eran vigilados, Marcus conoció a Cora, una prismas guerrera que comenzaba a cuestionar el sistema jerárquico de su sociedad. Por otro lado, Emi logró contactar con Vex, un humanoide marginado, pero brillante, científico clandestino que soñaba con una sociedad igualitaria. Juntos, Marcus, Emi, Alex, Cora y Vex se reunieron y se dieron cuenta de que los tres visitantes no eran de este mundo, pero que necesitaban volver a su realidad y cerrar el portal, ya que el portal podría hacer colapsar ambos mundos. Las tensiones aumentaron, al saber la noticia de los visitantes del otro mundo. Facciones extremistas entre los prismas buscaban utilizar el portal para conquistar otras realidades. El consejo de guerra liderado por el general prismas Ra’Tuk proponía invadir la Prismas original antes de que los humanos de ese mundo hicieran lo mismo.
—“La coexistencia ha fallado” —decía Ra’Tuk—. “Somos la especie superior. Es hora de reclamar nuestro lugar entre las estrellas”.
Mientras tanto, Cora se enfrentaba a sus propios dilemas. Ella creía en el honor, pero no en la opresión. Cada vez que hablaba con Marcus y Emi, plantaron dudas que fueron creciendo hasta florecer como convicción. Vex, por su parte, accedió al núcleo del artefacto. Descubrió que no era solo un portal temporal, sino una brecha dimensional estabilizada por energía psíquica. Si se usaba incorrectamente, ambas realidades colapsarían y se superpondrían para siempre, en un desastre imposible de revertir. Con esta información, organizaron un encuentro secreto con prismas y humanos disidentes. Cora habló en nombre de su especie. Marcus, en nombre de los exploradores. Vex, como voz de la ciencia. Y juntos, propusieron dejar un lado sus diferencias y establecer una alianza.
Pero el meeting se frustró cuando, Ra’Tuk descubrió sus planes y armó una redada, matando a prismas y humanoides por igual. Cuando el general tuvo a la mira a Marcus, Emi, Alex, Cora y Vex, estos huyeron. Mientras, la batalla final se extendía por las calles de la ciudadela, la revolución se había desatado. Con mucha dificultad, evadieron los mechas y drones que enfrentaban y ganaban con ventaja a los humanoides que usaban lanzas y palos. Cora ayudó a algunos junto con Alex, mientras Emi protegía el núcleo con campos de energía. Arrinconados en un callejón, Marcus y Vex trabajaban para recalibrar la frecuencia del artefacto. La presión del colapso dimensional aumentaba. El cielo cambiaba de color, las estructuras parpadeaban…
Justo cuando Ra’Tuk irrumpió, Cora lo enfrentó. El duelo fue brutal. La tradición contra el cambio. Con un grito, Cora desarmó al general. Y con palabras, lo venció.
—“Nuestra fuerza no está en dominar, sino en comprender”, —dijo—.” Somos más que poder. Somos conciencia”.
Con los sistemas listos, Marcus y Vex iniciaron la secuencia. Un haz de luz envolvió el mundo. El portal se cerró. Las realidades se separaron, otra vez. Cuando despertaron, Marcus, Emily y Alex estaban de regreso en su Prismas. Todo estaba intacto. Pero sabían que algo había cambiado.
Días después, Marcus recibió un mensaje. Un mensaje dejado dentro de su mochila por Vex, contenía un mensaje de Cora:
—“Gracias por mostrarnos otro camino. Quizás, cuando el tiempo sea propicio, nuestros mundos se encuentren de nuevo”.
Marcus miró el cielo azul de Prismas y sonrió. Aquel planeta, tan vivo, era mucho más: era un reflejo del alma de la humanidad… y de todo lo que puede ser, cuando se elige el entendimiento en lugar del miedo.
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