Fallido intento
Se me filtra la desolación, en estos versos nocturnos, que pienso serán los últimos que yo te escribo. / Pero a quien engaño, si no hay, me invento las razones, para seguir contigo, sabiendo que eres un eterno trovador. / Lúcidamente deliro, que soy la horma de tus zapatos, cuando de sobra se, que eres una bocanada de humo.


Mimeógrafo #137
Octubre 2024
Fallido intento
Anne Avalos
(México)
Se me filtra la desolación, en estos versos nocturnos, que pienso serán los últimos que yo te escribo.
Pero a quien engaño, si no hay, me invento las razones, para seguir contigo, sabiendo que eres un eterno trovador.
Lúcidamente deliro, que soy la horma de tus zapatos, cuando de sobra se, que eres una bocanada de humo.
El ladrón de mis latidos y mi concentración, la vida pasa y me pesa, más sigo siendo tu trapecio y tú red, tu resaca y en libre albedrío me até a ti y a tus manías, nadie lo pidió, nunca se pactó, ni siquiera contigo.
Desnuda mi alma queda frente a tus habilidades, tus virtudes, los encantos de tus defectos, que nadie ve, tus perversos pensamientos, las fantasías obscenas que solo yo sé.
Es todo lo que siento por ti, mi más grande miedo y más férrea fe.
Hoy consuelas tu soledad, tomas la vida con un poco más de serenidad dices que amores fugaces y de frivolidad dejaron las lecciones precisas para madurar.
Alertas rojas en mi corazón, cuando vuelvo a ti, porque se abre el cielo y me revienta el infierno, desde las entrañas a la piel, misma que se eriza cada que invades mis días, colmándolos de total inspiración e irrefutable melancolía.
Tenemos un libro inconcluso, sin nombre, ni título, ni clasificación.
Somos y seremos el talón de Aquiles sin fondos, los besos de etiqueta de hasta siempre te quiero y miles de fallidos intentos, por qué sea un ¡hasta nunca vida mía!
¿Seremos canallas o cobardes? Que se mantienen vivos bajo la sombra, de millones de mentiras y en el camuflaje a lo que llaman arte, de gloriosas letras, que valen la pena, que profundizan y evocan un suspiro hondo, si supieran, que son los motivos para no cortarse las venas o volarse los sesos, cada que nos atraganta la saliva, en los ecos del silencio, en las noches de lunas oscuras, como esta.