El rostro de la muerte

El sadismo en el cine tiene como representantes a las sagas de Hostal Y Saw en los años actuales, pero esto era impensable varias décadas atrás. En mil novecientos sesenta irrumpe de forma abrupta Peeping Tom (fisgón o mirón) en las pantallas inglesas, dirigida por el también nacido en la isla británica Michel Powell [...]

ARTÍCULOS

C. Gilberto Bautista

6/1/2013

Mimeógrafo #01
Mayo 2013

El rostro de la muerte

C. Gilberto Bautista

El sadismo en el cine tiene como representantes a las sagas de Hostal Y Saw en los años actuales, pero esto era impensable varias décadas atrás. En mil novecientos sesenta irrumpe de forma abrupta Peeping Tom (fisgón o mirón) en las pantallas inglesas, dirigida por el también nacido en la isla británica Michel Powell. Mark Luis es un maniático fotógrafo dedicado a filmar a las victimas que asesina con el fin de captar el gesto de miedo antes de morir. Es además un voyerista empedernido observador de quienes investigan o descubren los cuerpos siniestrados.

Seis años antes el también inglés Alfred Hichtcock había filmado The Rear Window (La ventana indiscreta), con la temática del voyeur, sólo que, a diferencia de Powell, la película no fue vilipendiada y rechazada de inmoral y sucia, por el hecho de retratar a un enfermizo asesino. El fotógrafo del crimen, uno de los títulos con que fue nombrada en español, incita a la perversión en el acto de la criminalidad. The Rope (la soga), de mil novecientos cuarenta y ocho, otro filme del maestro del suspenso, tiende al deleite macabro de esconder al ultrajado mientras los huéspedes se pasean en torno a la sala y los invitados no tienden a la sospecha. Este par de trabajos son las influencias directas del Peeping Tom. Sin embargo, un punto de suma relevancia es la estructura temática es el trasfondo estético, ya no es sólo la belleza que el romanticismo podría encontrar en lo grotesco, sino, que el acto de asesinar tenía que ser perfecto, como una verdadera película. El preciosismo consiste en encontrar el ángulo adecuado, la mejor iluminación para tomar a la víctima en su justa dimensión y hacerle ver el rostro de la muerte, su muerte, para así registrar en el rollo el autentico terror, “la cosa más espantosa del mundo”. Esto mediante un ingenioso mecanismo de hacer funcionar a la cámara como testigo, armas y espejo del horror.

No por algo para Scorsese comenta:"Siempre he creído que Peeping Tom y dicen todo lo que puede ser dicho sobre el arte de hacer películas, sobre el proceso de llevarlas a cabo, la objetividad y la subjetividad y la confusión entre las dos. captura el lujo y el disfrute de hacer cine, mientras que Peeping Tom muestra la agresión que hay en ello, cómo la cámara infringe una violación... Viéndolas puedes descubrir todo sobre las personas que hacen cine, o al menos, cómo esas personas se expresan a sí mismas a través de las películas". Peeping Tom marcó el fin de la carreara cinematográfica de Powell, la crítica lo destrozó. Su apuesta fue arriesgada, no obstante dejó una de las muestras más importantes en el celuloide, alejada de inclinaciones moralistas e internándose en la patología del psicópata, en sus motivaciones.