"El primer día, el día último"
¡Pura mierda! Todas esas gilipolleces que en momento así uno piense sólo en sobrevivencia, que investigue la nueva realidad intentando encontrar algún escondite. ¡Pura mierda! Así suenan sólo los cuentitos de los soñadores locos (¡pero si alguna acción tiene que ser! ¡Una fábula!) Mientras la realidad es solamente una gran agonía. Desde que la Tierra había sido convertida en una cría de las setas atómicas, nos quedó nada más que esperar. Esperar y rezar – que el final duela lo menos posible.
NARRATIVA
Mimeógrafo #134
Julio 2024
"El primer día, el día último"
Krzysztof T. Dąbrowski
(Polonia)
Traducción: Lucyna Ozimińska
¡Pura mierda! Todas esas gilipolleces que en momento así uno piense sólo en sobrevivencia, que investigue la nueva realidad intentando encontrar algún escondite. ¡Pura mierda! Así suenan sólo los cuentitos de los soñadores locos (¡pero si alguna acción tiene que ser! ¡Una fábula!) Mientras la realidad es solamente una gran agonía. Desde que la Tierra había sido convertida en una cría de las setas atómicas, nos quedó nada más que esperar. Esperar y rezar – que el final duela lo menos posible.
En un solo momento perdí todo, todo el mundo conocido, la familia, amigos, ¡TODO! Condenado a vagar en las ruinas - como el fantasma – a castañetear desesperadamente y beber las lágrimas. ¿Quizás alguien ha sobrevivido? O quizás soy yo el único que sobrevivió – la verdad que me importa una mierda.
La Tierra se hundió en la oscuridad. Cada respiro, cuando tomo el polvo radiactivo a mis pulmones, despierta nuevas olas del dolor ardiente. Ni siquiera tengo ganas de arrastrar los pies en este polvo gris – las cenizas de cadáver quemado de la Madre Tierra. ¿Para qué lo haría? Estoy sentándome con las rodillas dobladas debajo de la barbilla. Intento quedarme sin movimiento lo más largo posible para disminuir el dolor. Chupo el aire suavemente – así duele menos. El único objetivo ahora es minimización del sufrimiento.
¿Por qué sobreviví? ¡Qué sinsentido si soy el difunto de todos modos! Si por lo menos hubiera perdido la consciencia, la razón, abrazada por la oscuridad no habría sabido qué sucede. ¡Podría matarme – pero, aunque suena extraño, no puedo! No sé hacerlo. Pero si lo sé que voy a morir, entonces ¿por qué sigo así, viviendo de todas maneras contra la razón? Anhelo la muerte, pero no quiero acabar con la vida. Esto colisiona con la creencia arraigada profundamente que dice que no tengo derecho de quitarme la vida. Que de eso decide otra persona. ¿Dios? ¿Alá? Lo mismo da – no importa cómo le llaman. Creo que existe algún creador. Lo cruel en él es todo a lo que permitió. Y aún más cruel es que me permitió sobrevivir – pero aparentemente tuvo en ello algún objetivo más profundo.
Si lo estás leyendo, esto significa que no todos murieron... pero, quienquiera que seas, ¿para qué lo estás leyendo? Si todo siguiera como antes, no lo estarías leyendo. ¿Para qué? ¿Quién sería yo para ti, uno de los miles millones de seres anónimos? ¿Te importaría entonces lo que yo siento o lo que pienso? Lo dudo.
Con toda sinceridad, lo mejor sería si nadie lo leyera jamás. Ni eso ni cualquier otra cosa. Eso sería el mejor destino posible para nosotros. Dejar de existir para siempre. Desaparecer. Porque nosotros no somos capaces de crear la civilización verdadera. Nunca hemos madurado bastante. Lo único que sabemos es destruir, arruinar. Aún si construyéramos algo, ¡sería sólo para que todo esté jodido otra vez! Porque, tarde o temprano, todo siempre acaba así.
Jamás sentiré las rayas del sol en mi cara. No tomaré en vano en el agua fresca. No escucharé el canto de los pájaros. ¡Jamás! El sabor de los labios de mi amante será sólo el recuerdo fugaz. Nunca veré el bebé que esperaba. Ya no hay nada... el vacío. ¡El dolor y llanto! La Tierra se convirtió en la herida grande supurada, rodeada con una gangrena atómica. Será un bulto frio y muerto - uno de los numerosos parecidos en cosmos.
Lo que nos destruyó era nuestro orgullo y nuestras ambiciones exageradas. Nadie nos recordará. Nadie nos pondrá una cruz en la sepultura. Nuestra existencia nunca será descubierta. Fuimos un reflejo de algo extraordinario, apenas perceptible - un reflejo de un milagro fugaz, invisible que murió prematuramente.
¡No quiero ser el último humano vivo! Os aseguro – nadie de vosotros querría sobrevivir, que no mencione una búsqueda del escondite o, ¡creación de visiones locas sobre la reconstrucción de la civilización!
Eso es el primer día en esta nueva realidad. El primer día de la esperanza para el día ultimo – ¡y que llegue pronto!