El Laurel del Trovador
Palabras violentas en los cuévanos de la calamidad. Tu voz cae en el hondo sueño de la luna, bajo la turbulenta presión de los cuernos, que columpian tu caída de la presión sanguínea al abismo, en el que el eje sostiene las ruedas de los metales en llamas.


Mimeógrafo #142
Marzo 2025
El Laurel del Trovador
José Jesús Rodríguez Velázquez
(México)
Palabras violentas en los cuévanos de la calamidad. Tu voz cae en el hondo sueño de la luna, bajo la turbulenta presión de los cuernos,
que columpian tu caída de la presión sanguínea al abismo, en el que el eje sostiene las ruedas de los metales en llamas.
Llamas eléctricas languidecen en el globo solar de Helios. El Ecuador de la séptima glaciación,
erige los libros de Heliópolis en el falo de Horus, que en su puño destructor ha forjado el horno solar.
Alguien extrae la armonía de Vulcano para desatar el rostro de la erupción. Alguien desarma al Rey para desvelar el ajedrez de la Rebelión y El Caos.
El juicio de Paris entre tres jugosas manzanas,
que sostienen tres hermosas mujeres entre sus piernas,
son para ocultar el instrumento de la vida, el amor y la guerra.
En el telón de fondo, Calysto la prostituta de Isthar, es la maligna sonrisa dibujada en la tierra, que toca entre sus manos el arcano del Loco y del Emperador. Pero arriba el arcoíris redobla lo que será destruido;
por el puño destructor forjado en el horno solar.
¡Oh! La nebulosidad quería devorar las melodías del trovador, que avanzo entre los amurallados fuegos del mundo, atravesando los pórticos de la última constelación,
para dejar caer al océano los círculos de las catástrofes, que barrerían el polvo del tiempo cósmico,
como lo hiciera eones atrás el Caos idiota.
El trovador contemplaba el fluir de las aguas,
y como volvían a nacer en sus poderosas melodías aguas claras,
que en su cabeza imaginaba deslizadas en el humo verde y en los huracanes astrales.
Mientras arriba los cuerpos de luz de Venus y Júpiter,
me observaban y me ocultaban adentro del océano de estrellas, donde volvía a soñar que nacía en otro sistema solar.
Comprendía que el Laurel que cayó a Sphairos, era el que tenía el trovador y ese trovador era yo, ahoravuelo librementeporlos tiempos cósmicos.