El arquero del reloj descompuesto

Repartía la hipocresía de predicar lo correcto / La misa de los domingos con su rúbrica secreta / Se masturbaba desde el cielo hasta el infierno de las viudas / Su lanza contenía en el extremo el veneno de las putas / Las almas guerreaban la batalla de luz y sombra en sus oriundas lunas / Su misión es robar al devorador de los sueños el sacramento / en la llanura del que grita lejos de su tumba[...]

POÉSIA

Osvaldo Gutierrez Ballinas

5/30/2013

Mimeógrafo #01
Mayo 2013

El arquero del
reloj descompuesto

Osvaldo Gutierrez Ballinas

Repartía la hipocresía de predicar lo correcto
La misa de los domingos con su rúbrica secreta
Se masturbaba desde el cielo hasta el infierno de las viudas
Su lanza contenía en el extremo el veneno de las putas
Las almas guerreaban la batalla de luz y sombra en sus oriundas lunas
Su misión es robar al devorador de los sueños el sacramento
en la llanura del que grita lejos de su tumba.
es el arquero feliz del reloj descompuesto
que diariamente repite su rutina cobarde
confundirse en el éxodo monótono de su oficio
siempre acertando al temor de equivocarse.
Del escombro yacían los olores perdidos
Las hojas esparcidas en la piel del aire
Se retiraban puntuales del calendario nocturno.
Los buitres se disfrazaban de cuervos agradecidos
Se comían intestinos de cerdos de niños recién paridos.
Y el hambre en su banca predilecta del parque
esperaba a la orquesta visceral del lenguaje
digiriendo botanas en su mesa de charco de sangre.
Los homosexuales miraban dulces en los aparadores oscuros del deseo
Opacos cristales reflejaban a las garzas
Y caminatas de miradas inestables se perseguían en la nada
Voyerismo moral de los que beben la cicuta del sacerdocio global
Trompetas y tambores de elogios
Inundaban al éxito de la procesión de las madres
Todos menos el arquero
Se congregaban en el féretro
del orador promiscuo de la humanidad salvaje.



El arquero del reloj descompuesto
esta tensando su arco con una flecha monótona
fija la certeza de la apática imprudencia
dándole en el blanco del punto borrado
del tiempo que avanza como en cámara lenta.

El arquero está enamorado de la mujer de negro
cuyo rostro se oculta bajo de un sombrero
que oscurece sus ojos, su boca, su silencio
con abanico negro.

Horas antes del accidente del mundo
Horas antes del sueño apátrido profundo y mudo.

El arquero se dirige a recuperar su flecha
su terror le asiste y es disparar continuamente
el minutero al mismo punto del poema.
Es el tiempo registrado del reloj descompuesto.

La mujer cuyo sombrero desmiente la pureza de las sombras
deja ver heridas en la carne de segundero de quejas
con gotas azules y negros humedales de lamentos y letras
es la hiel que deletrea canciones
de cuerpos creados en iridiscencias.
Es la moral del camino que se proyecta en el arma
en el victimario y su estigma
en el destino rasgado del dolor
en la batalla de salvar al amor al corazón de Dios
visto desde ahora como el objetivo marcado
con una cruz distante
dispuesta tenazmente por el arte.



La amada del arquero del reloj descompuesto
tiene de mascota un cuervo de lúgubres cantos y misterios
sus garras sostienen números del reloj de los occisos sueños.
Juega a detenerse en zanjas de llamas azules y negras
y rojas y blancos gestos del cronometro terco.

Las almas se transportan en el metálico féretro de silencios.
conformando un réquiem sinfónico de los muertos.

La amada del arquero esta alegre y escupe
y tose y vomita el dolor de mustios pensamientos de claveles negros.
Sus piernas delgadas aprietan las ganas del arquero
que se masturba en la tarde filantrópica del cáncer
en los humos de rezos y alabanzas para el Dios monstruo
de lo blanco y de lo negro.
La amada y el arquero sueñan en ser padres
de la nada, del caos, del sufrimiento.

Toca la guitarra una niña enamorada de su perro de trapo negro;
Botones blancos por ojos, estambre su cabello
por boca una línea trazada por el culto a la zanja del enterrador del sol
en el lecho del miedo.

La amada festeja los sentimientos de arquero
masturbándose sobre el piano de etiqueta negro.
Con un vestido de escote largo por la espalda y blanca seda
Podrida se ve la imagen y se sostiene en el raso cielo.

Mientras en el firmamento el Dios monstruo
de lo blanco y de lo negro
escribe para ellos su retrato en el fondo del cementerio
y el horal se detiene y calla y estalla en la noche con los truenos.


Lloran lastimosamente de rojo, de azul, de negro
las cigarras en el entierro del alba.
Siempre las madres solidarias en la caravana
que oscurece al silencio de las velas de aura
con sus doce horas de caricias que penan.

Caminan las palabras con una orquídea negra en el parque
con sus ventas de incienso y amuletos para la buena suerte
como sus pasos marchitos en la venida
de ofertas y proyectos del arte.

La orquesta visceral del lenguaje queda atrapada
Y su ira es contenida y reprimida
en harapos y fumarolas con obsoletos ritos
en una carreta de exequias, de gritos huidizos.

La monótona ciudad en sus quejas
discute con la luz y las sombras
la caída jovial del deseo húmedo de su alma
como sus sueños salvajes.

La sanadora palabra advenediza
en cada hogar se resguarda
como nueva e inmortal carne del alba
se aposenta en los instrumentos secretos de los dioses del tedio
en el trabajo con esfuerzo y cansancio
de las victimas de los hombres de plástico
con sus precios hedonistas y necios
en el discurso de los domingos por los ministros
del Dios monstruo de lo blanco y de lo negro.
en el promiscuo enterrador del conjuro sanador del arquero
del reloj descompuesto.

¡Ho! Gran músico con su arco tenso y perfecto
Atrapado en el no-tiempo.
Toca tu violín con los acordes desafinados y violentos.



Reclama la hoja blanca del poema
vivir en el libro de los recuerdos
en las notas airosas del arquero del reloj mágico
de lo blanco y de lo negro.


En el diario de los muertos que caminan
con un brazo desprendido de un poeta inmoral
Hedonista en su grito por los callejones del misterio.

¡Ho! Violinista sideral de los versos nigromantes
Con su cabalística sinfonía de lo eterno.

¡Ho! Arquero del reloj descompuesto
escuchemos tu música cósmica
sobre la batalla final con el enterrador del sol
en la fosa del no-tiempo.

¡Ho! Mesías del dolor, del tedio

De lo terriblemente bello, necio y negro.

¡Ho! Mesías del reloj descompuesto
de resonancias cósmicas.
Complácenos con la música melancólica de tu instrumento
con las lagrimas de tu violín solar
cantando tu romance eterno.
Tu trágico lamento escrito
Fuera del caudal de mis adentros.

¡Tu estancia en el no-tiempo!