Academia Estúpida de las Artes y las Letras - «ESTULTISOFÍA – COMUNICADO»

La cultura, en general, encuentra gracioso, simpático, pero poco serio, cualquier avance o vanguardia en el momento que se crea; no obstante, con el tiempo lo admite, lo admira y lo solapa con cualquier otra novedad que ofrezca desconocidos, inéditos y jugosos parajes.

6/27/2025

Fotografía:

Mimeógrafo #145
Junio 2025

ESTULTISOFÍA

Academia estúpida de las artes y las letras

COMUNICADO
(tan solo dejar constancia)

Cita

INTRODUCCIÓN

La cultura, en general, encuentra gracioso, simpático, pero poco serio, cualquier avance o vanguardia en el momento que se crea; no obstante, con el tiempo lo admite, lo admira y lo solapa con cualquier otra novedad que ofrezca desconocidos, inéditos y jugosos parajes. El recorrido es un bucle del que es muy difícil salir; y esto es lo más peligroso que puede suceder, porque te impide acceder a lo insólito atándote a la cordura y a la coherencia de esa liturgia artística cíclica y redundante.

Este texto no pretende crear un nuevo movimiento cultural o artístico, no es una moda que se nos ha ocurrido al ir al baño a media noche, no es un calambre de nuestra mente, no es un borrón y cuenta nueva, no es una alucinación, ni una epifanía, no es un enfoque singular que hemos encontrado entre las páginas de una lechuga, ni una moneda tirada al aire mientras lees a Franz Kafka. Es posible que sea un descubrimiento –con final absoluto– que nos demuestra que la necedad es innata a la persona y que es imposible deshacerse de ella, dado que es congénita a nuestro existir. Sin embargo, nuestra naturaleza nos imprime esa decisión consustancial de traspasar ese redil e intentar comprender por qué la idiotez se cree muy sabia.


ESTULTISOFÍA

(nuevo término metafísico para describir la esencia de la Academia Estúpida de las Artes y las Letras)

LA ESTULTISOFÍA Y LA ÉTICA DE LA IGNORANCIA RECONOCIDA

La estultisofía, entendida como la filosofía de la estulticia, ofrece una mirada provocadora y transformadora sobre el papel de la ignorancia en las dinámicas sociales y morales. En un mundo donde la sensatez está instalada por decreto, esta corriente invita a reflexionar sobre la ética del reconocimiento de nuestras propias limitaciones. Aquí se presenta una distinción crucial entre dos tipos de «estultos»: aquellos que niegan su ignorancia y perjudican a la humanidad con su arrogancia, y aquellos que abrazan su condición de «idiotas», encontrando en ello una fuente de creatividad y responsabilidad social.

El peligro del estulto inconsciente

El estulto que no reconoce su ignorancia representa una amenaza significativa para la sociedad. Este individuo, cegado por su propia soberbia, opera bajo la falsa premisa de que posee todas las respuestas, y en su actuar perpetúa errores que impactan negativamente en el bienestar colectivo. Su negación de la ignorancia crea barreras para el diálogo, la innovación y el aprendizaje, ya que se aferra a su propia «sensatez» impuesta, cerrando la puerta a perspectivas diferentes y más humanas. Esta figura refleja lo peor del dogmatismo y la rigidez mental que frenan el progreso.

La virtud de la ignorancia asumida

Por otro lado, el estulto consciente de su propia idiotez es, en esencia, un individuo moralmente valioso. Su capacidad para aceptar sus limitaciones rompe con los estándares de la sensatez tradicional, abriendo espacio para la humildad y el aprendizaje continuo. Este tipo de estulticia reconocida lleva consigo una actitud de apertura que fomenta la exploración de soluciones novedosas, las cuales podrían parecer absurdas o inútiles desde una perspectiva tradicional, pero que finalmente revelan su ingenio y utilidad.

En las artes interdisciplinares, por ejemplo, este reconocimiento del absurdo permite a los creadores arriesgarse con ideas que desafían las normas. Los estultos conscientes se convierten en revolucionarios morales al demostrar que la vulnerabilidad y la imperfección no son debilidades, sino fuentes de autenticidad y renovación. Su humildad desactiva la peligrosa ilusión de la perfección, permitiendo que el arte, la poesía y la música se conviertan en vehículos de una ética más inclusiva y empática.

De la aceptación a la acción social

El reconocimiento de la propia estulticia no solo tiene implicaciones personales, sino también sociales. Quienes abrazan su ignorancia tienden a ser menos peligrosos para la sociedad porque su vulnerabilidad los hace más conscientes de su impacto en los demás. Además, esta conciencia les impulsa a buscar soluciones que van más allá de los esquemas tradicionales. En un contexto ético, esto significa explorar vías poco convencionales que consideran la diversidad, la innovación y la empatía como pilares fundamentales.

Así, en lugar de imponer la sensatez como norma, la estultisofía propone que el verdadero progreso moral y social surge de la aceptación de nuestra propia falibilidad. Este enfoque permite crear una sociedad más flexible, creativa y justa, donde las soluciones «estúpidas» se convierten en propuestas brillantes y transformadoras.

Un nuevo pacto moral

En definitiva, la estultisofía nos invita a un pacto moral basado en la humildad y la aceptación de nuestras limitaciones. La diferencia entre el estulto que ignora su ignorancia y el que la reconoce es la diferencia entre el caos destructivo y el caos creativo. Es precisamente en esta última forma de caos donde la humanidad encuentra su potencial para reinventarse, abrazando la imperfección como motor del cambio y la innovación.

RETAZOS AFORÍSTICOS COMO SOPORTES INSENSATOS

1. La Estultisofía no nace, se tropieza.
No se estudia, se padece con gusto.
No se comprende, se balbucea.

2. Pensar demasiado es la causa de casi todo lo que no importa.
Por eso la Estultisofía no piensa: emite chispas mentales sin dirección ni propósito.
Es pensamiento a oscuras, sin zapatos ni mapa.

3. Lo profundo nace de lo banal.
La idiotez es un lenguaje secreto que los sabios ya no recuerdan.
El que se atreve a ser estúpido con consciencia, despierta una lucidez que los listos no pueden ver.

4. El error es el mejor pincel.
La torpeza, la única danza sincera.
El absurdo, el himno nacional del alma libre.

5. Reírse de ti no es un acto de humildad:
es un acto de inteligencia superior.

6. La Estultisofía no busca respuestas.
Tampoco hace preguntas.
A veces bosteza, a veces canta, a veces se cae y se levanta o no, según le apetezca.

7. Todo artista estultisófico es consciente de que:

a. es artista por la gracia de la nesciencia.

b. el arte siempre debe estar en crisis, de lo contrario no sería arte.

c. la volatilidad de los fundamentos artísticos deben ser forzosamente sólidos.

d. su producción tiene el mismo valor que su producción, y en ocasiones tal vez menos.

e. existen artistas que no saben que lo son, y también a la inversa.

8. La estética es un accidente.
El estilo, una superstición.
La coherencia, una enfermedad grave del pensamiento.

9. Toda creación es un vómito elegante del inconsciente.
Y cuanto más ridículo, más sincero.

10. Solo la persona estúpida es verdaderamente libre.
Porque ya ha dejado de pelear con el sentido.
Porque no espera nada.
Porque lo da todo sin saber que lo está dando.

LA ESTULTISOFÍA: UN PARADIGMA REVOLUCIONARIO EN LAS ARTES EXPERIMENTALES

La estultisofía, o sabiduría de la estulticia, se posiciona como una fuerza transformadora en el ámbito de las artes interdisciplinares y experimentales. Aunque pueda parecer paradójico valorar lo que tradicionalmente se considera «estúpido», esta corriente filosófica reivindica lo absurdo, lo ingenuo y lo disparatado como vehículos de exploración creativa y renovación artística.

En las fronteras de la creatividad

El concepto de la estultisofía desafía los límites establecidos de la razón y la lógica, invitando a artistas, poetas… (y a otras gentes individuos indefensas, porque en realidad todos son artistas) a liberar sus obras de las restricciones convencionales. Este enfoque permite una ruptura consciente con las formas tradicionales y abre espacio para lo inesperado. En literatura y poesía, por ejemplo, la estultisofía puede inspirar estructuras narrativas erráticas, versos libres de solemnidad y el uso de símbolos absurdos como herramientas de significación, incluso utilizando soportes inimaginables y ecoilógicos o mastuerzos. Estas obras, lejos de ser incoherentes, alcanzan un nivel de profundidad al confrontar directamente las expectativas de quien lo lee y reconfigurar la percepción de lo que constituye arte.

Conexiones interdisciplinarias y caos creativo

En el ámbito de las artes interdisciplinares, la filosofía de la estulticia fomenta la creación de obras híbridas donde lo absurdo actúa como un puente entre disciplinas. Una compositora puede incorporar sonidos cotidianos, aparentemente «estúpidos» o simplemente ignorados por su constante cotidianidad, en una pieza experimental, mientras que una pintora, un escultor o cualquier otro obrero de las artes plásticas, puede utilizar materiales poco convencionales como rodillas de ángel o caramelos de menta olvidados en una cámara anecoica, con el fin de cuestionar si la belleza tiene la necesidad de ser sonora o albina. Este enfoque interconectado refuerza la idea de que el caos creativo es capaz de generar nuevas formas de expresión que reflejan una realidad menos ordenada y más humana.

Liberación emocional y espiritual

La estultisofía también juega un papel crucial en la liberación emocional y espiritual de los artistas y los espectadores. Al abrazar la vulnerabilidad que implica mostrar lo «ridículo», se permite un nivel de autenticidad que otras corrientes artísticas no siempre alcanzan. En la música experimental, el uso de sonidos discordantes y ritmos impredecibles o inactivos genera una conexión visceral que no depende de la perfección técnica, sino de la capacidad de conmover y sorprender; a la vez que el «espacio» que alberga (azarosamente) el «concierto» participa en la misma medida que quienes están actuando, los objetos sonoros y el público, caso de que éste exista, y que, por supuesto, no es imprescindible. Esta perspectiva es liberadora, tanto para el creador como para el receptor –caso de que lo haya–, ya que el creador puede actuar, al mismo tiempo, como receptor, y éste también como creador; de esta manera se establece un diálogo basado en la aceptación y la imperfección compartida, tanto de ida como de vuelta, aunque los objetivos sean inamovibles e incluso idénticos o equivalentes.

La estultisofía como crítica cultural

Además de su influencia en las artes, la estultisofía posee un valor crítico al cuestionar las jerarquías y los cánones establecidos. Al celebrar lo ingenuo y lo absurdo, esta filosofía desafía las estructuras elitistas que definen lo que es considerado «arte serio». Las obras influenciadas por la estultisofía tienen el potencial de democratizar el acceso al arte, haciendo que este sea más inclusivo y accesible. La poesía puede hablar en un lenguaje coloquialmente desconocido; la literatura puede narrar desde perspectivas insólitas o ambidiestras; la música puede incluir voces y sonidos que antes habrían sido ignorados o, tal vez, catalogados como nonatos o ausentes; la pintura, la perfomance y el resto de disciplinas por descubrir, pueden integrarse o desintegrarse por simpatía o antipatía, cuestiones éstas muy propias de ellas y en las que no deseamos imbuirnos.

Un nuevo horizonte artístico

En resumen, los beneficios de la estultisofía en las artes interdisciplinares y experimentales son claros: este enfoque permite la expansión de la creatividad, la conexión entre disciplinas, la liberación emocional, y el cuestionamiento de las normas culturales. A través de la celebración de lo absurdo, lo ingenuo y lo disparatado, esta filosofía abre un horizonte artístico en el que todos los elementos de la experiencia humana, incluso los considerados «estúpidos», tienen cabida y valor.

Las puertas que nunca pueden cerrarse

Lo que planteamos es una reflexión sobre la paradoja y la infinitud del arte. La idea de que el arte nunca puede tener «puertas» sugiere que no debería haber barreras ni límites para la creatividad, porque esos límites serían antitéticos a su esencia. Es un terreno donde lo novedoso se enfrenta al desgaste de la expectativa y donde incluso lo insólito, por más extraño que sea, puede perder su impacto si se convierte en algo esperado.

La creación artística parece ser un proceso sin fin, un espacio donde el significado evoluciona constantemente y donde el acto de sorprender, paradójicamente, se reinterpreta al romper las reglas de lo previsto. La noción de que nunca llegaremos a los «límites» del arte refuerza su carácter eterno y en expansión, lo que hace que cualquier delimitación parezca no solo decepcionante, sino también reductiva.

RAZONAMIENTOS QUE PUEDEN CONFIRMAR LA EFICACIA DE LA ESTULTISOFÍA EN TÉRMINOS METAFÍSICOS

  1. La paradoja como fundamento ontológico: Desde una perspectiva estultisófica, el universo podría interpretarse como intrínsecamente contradictorio. Esto significaría que el ser en su totalidad no se rige por la consistencia lógica, sino que prospera gracias al caos, el absurdo y las contradicciones.

  2. El sinsentido como verdad trascendental: Mientras la metafísica clásica busca verdades universales y racionales, la estultisofía podría postular que el sinsentido es en sí mismo una verdad. Esto invita a reinterpretar la experiencia humana como una mezcla de propósito y vacío, donde el absurdo tiene un lugar central.

  3. Epistemología del absurdo: La estultisofía podría argumentar que las formas de conocimiento más profundas no se alcanzan mediante la lógica, sino a través de experiencias que rompen con ella. En otras palabras, el absurdo y lo irracional serían caminos válidos hacia el entendimiento, como lo son los sueños o las emociones.

  4. Reconciliación del sujeto con la insensatez del cosmos: Este razonamiento enfatiza que, al aceptar lo absurdo como parte de la realidad, el ser humano trasciende su lucha por imponer orden al universo. Esto no solo sería liberador, sino que también acercaría al sujeto a una forma más auténtica de estar en el mundo.

  5. El juego metafísico: Desde esta perspectiva, el ser y la existencia pueden entenderse como un juego, donde las reglas son arbitrarias y las metas no tienen un propósito final. Esto resalta la importancia de la creatividad y la fluidez sobre la búsqueda rígida de significado.

POSTULADOS EN EQUILIBRIO

1. Rompe con la tiranía del sentido

En el arte contemporáneo (y ni hablar del institucional), todo tiende a estar sobreexplicado. Cada obra debe tener una justificación, un discurso, una causa.
La Estultisofía, al negar el sentido, libera al arte del deber de «decir algo útil», permitiendo que exista simplemente por sí mismo, por su forma, su caos, su absurdo, su impulso.

2. Destruye el ego del genio y del experto

El arte ha sido históricamente secuestrado por el mito del «genio» o del «sabio con talento». La Estultisofía parte desde la memez entrenada: una estupidez voluntaria que se opone al virtuosismo, al maestro, al mercado del éxito. Así, todo el mundo puede crear sin sentirse inferior o juzgado, y eso es revolucionario.

3. Conecta con lo profundo a través de lo superficial

Parece paradójico, pero al abrazar la banalidad, el ruido, la torpeza, el sinsentido, el arte estultisófico se deshace del filtro racional y toca zonas del inconsciente, lo intuitivo y lo visceral.

4. Combate el mercado y sus reglas

El arte útil se vende. El arte coherente entra en ferias. El arte con «mensaje» se premia. La Estultisofía renuncia al sistema desde dentro, y no por ingenuidad, sino por rebeldía. Es una forma de deserción estética, una protesta silenciosa (o ruidosa, o gutural) contra las industrias del arte.

5. Descoloca al espectador

En tiempos donde todo debe gustar, emocionar, generar compromisos o likes, el arte estultisófico rompe esa expectativa. En vez de buscar la identificación, la trascendencia o la belleza, provoca confusión, risa incómoda o indiferencia. Y ahí, en esa grieta, es donde algo realmente nuevo puede pasar.

6. Devuelve el arte a su origen: el juego

Antes de academias, teorías y curadores, el arte fue juego: con el cuerpo, con el barro, con las palabras. La Estultisofía recupera eso: el arte como acto lúdico, torpe, espontáneo, sin objetivo.

7. Es la forma más honesta de ser contradictorio

Todo arte está lleno de contradicciones. Pero la Estultisofía no intenta resolverlas, sino que se abraza a ellas como a un encanto incómodo. Es decir: no niega su paradoja, la convierte en su razón de ser.

Entonces, ¿por qué es beneficioso partir de la estupidez?

Porque desactiva las trampas del ego, del sistema, del pensamiento domesticado. Porque permite que cualquier gesto —por mínimo, torpe o absurdo que parezca— tenga valor como creación.

Porque, al fin y al cabo, lo verdaderamente poderoso en el arte no es lo correcto, ni lo útil, ni lo inteligente.

Es la libertad que conlleva la ingenuidad.

La Estultisofía no quiere convencerte de nada.
Ni siquiera quiere existir.
Pero si en algún momento te ves haciendo el ridículo con orgullo,
desentonando en un mundo que exige lucidez constante,
dibujando una escalera sin peldaños o recopilando sonoridades expósitas o escribiendo un poema comestible…

entonces sabrás que has llegado.

Y no hay más que hacer.
Salvo, quizás, pensarte sin bridas.
Y luego hacer otra cosa.
O no.

Firman este COMUNICADO (especie de manifiesto)

Manel Costa (País Valencià), Bartolomé Ferrando (País Valencià), Maria Jesús Ruiz (Cádiz), Vicente Gascón (País Valencià), Luis María Labrador (Castilla-León), Fernando Costa (País Valencià), Nieves Correa (Madrid), Juanje Sanz (Euskal Herria), Elia Torrecilla (Galiza), Manuel Puertas (Aragón), Daniel Herrera (California), Francesc González (País Valencià), Luis Felipe Comendador (Castilla-León), Carles Cano (País Valencià), Amparo Santamarina (País Valencià), Paco Ramos (Andalucía), Marta R. Sobrecueva (País Valencià), Delia Izquierdo (País Valencià), Almudena Ocaña (Andalucía), Abel Loureda (Asturias), Yolanda Pérez Herrera (Madrid), Itziar Rekalde (Euskal Herria), Merari Fierro (México), Rafael Santibáñez (País Valencià), Carmen Herrera (Andalucía), Mariano H. de Ossorno (Madrid), José Blanco (Euskal Herria), Fausto Grossi (Italia), Javier Seco (Andalucía), Rosa González (Andalucía), José Santamaría –Llapis– (País Valencià), Lucía Peiró (País Valencià), Álvaro Pichó (País Valencià), Antonio Gómez (Extremadura), Elísabeth Candina (Euskal Herria), Paco Justicia (Catalunya), Lucía Hervás (País Valencià), Ana Higueras (País Valencià), Jim Lorena (Andalucía), Pepe Romero (País Valencià), Juan Fran Núñez (Castilla La Mancha), Arturo Martí (Canarias), Montserrat Palacios (México), Llorenç Barber (País Valencià), Josep Sou (País Valencià), Miyaki Inukai (Japón), Jaio La Espía (Euskal Herria).

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