Chile y su primer Nobel de Literatura

Chile, país prodigio de la palabra. Se dice que posee tantos poetas en su haber, como movimientos telúricos tienen a diario ocurrencia en la cordillera andina. No fue sino hasta iniciado el siglo XX, tras la Conquista española e Independencia, que el país de locos paisajes y variopintos contrastes encuentra su voz poética.

NARRATIVA

M.S. Alonso (Venezuela)

3/12/2024

Mimeógrafo #130
Marzo 2024

Chile y su primer Nobel de Literatura

M.S. Alonso
(Venezuela)

Chile, país prodigio de la palabra. Se dice que posee tantos poetas en su haber, como movimientos telúricos tienen a diario ocurrencia en la cordillera andina. No fue sino hasta iniciado el siglo XX, tras la Conquista española e Independencia, que el país de locos paisajes y variopintos contrastes encuentra su voz poética. Algunos poetas más reconocidos que otros y esos otros asentados en el anonimato quizá por gusto u obligados por corrientes actuales más preocupadas por lo que el vulgo entiende, gusta, que por la calidad de lo escrito. Sea como fuere, existen poetas que prevalecen, se sientan entre grandes poetas de América como: Walt Whitman, Emily Dickinson y Edgar Allan Poe. De tal manera que, dan la impresión de seguir sus imborrables huellas. Estos poetas chilenos, navegan en el mar de lo clásico, siendo cuatro de ellos, los más representativos y de esos cuatro, dos, ganadores del Premio Nobel de Literatura.

Con Gabriela Mistral, cuyo nombre real es Lucila Godoy Alcayaga, se ofrece el primer Nobel de Literatura para el avanzado pueblo chileno. Lucila, nació el 7 de abril de 1889, en Vicuña, y fallece lejos de su tierra, en New York, EE. UU., el 10 de enero de 1957. A Chile lega su poesía de rotura, pero así también la poesía social, la que hablará por otros y promueve valores.

Desde 1904, la poeta inicia labores como docente ayudante en la Escuela de Compañía Baja. Durante esa misma época comienza a enviar sus textos al diario serenense “El Coquimbo”. Estos textos no corresponderían a poemas, sino a artículos de denuncia social y críticas al gobierno chileno. Posteriormente, conoce a Bernardo Ossandón, periodista y profesor que le abrió las puertas de su biblioteca personal, hecho notable que le permite a la joven Lucila estudiar y desarrollar su estilo literario.

En 1908, es maestra en La Cantera y después en Los Cerrillos. Por aquel año, Lucila intenta cursar estudios en la escuela Normal de la localidad, sin embargo, no se le permite hacerlo, debido a los prejuicios religiosos de la época. En 1910, viaja a Santiago de Chile, y convalida sus conocimientos en la Escuela Normal n° 1, hecho que le hace obtener el título de profesora de estado y dar clases a jóvenes de secundaria. Se traslada a Traiguén en ese mismo año, e inicia su aventura como profesora a instancias de la dirección del Liceo de Niñas del lugar. Contaba con 21 años, en ese entonces.

Sería largo el camino que transitaría Lucila. Un derrotero complicado, y a su vez colmado de éxitos gracias a la poesía, y a sus logros obtenidos en la política como cónsul de su país. A su vez, su corazón estaría pleno en el amor que le inspiraba la enseñanza a los que, como ella, no contaban inicio de la vida con el apoyo adecuado para instruirse. En diciembre de 1945, le conceden el premio Nobel de Literatura. Se encontraba en Brasil, ejerciendo sus labores en el consulado de Chile.